19.12.2012. investigacionyciencia.es
Los jóvenes con un riesgo genético de sufrir trastorno bipolar, aunque sin signos clínicos de la enfermedad, presentan una reducción en la actividad de una región cerebral relacionada con las emociones, en concreto, la circunvolución frontal inferior.
A esta conclusión han llegado en fecha reciente investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur y del Instituto Black Dog, en Sidney, mediante técnicas de neuroimagen. El trastorno bipolar se caracteriza, entre otros factores, por las fluctuaciones extremas y a menudo impredecibles del estado de ánimo y los cambios conductuales (conducta desinhibida, agresividad y depresión severa). Esta sintomatología influye de manera destacada en la vida diaria de los afectados.
Menos respuesta a las emociones
«Hemos encontrado que los jóvenes con un padre o un hermano con trastorno bipolar mostraban respuestas cerebrales reducidas ante rostros emotivos, en especial ante las cara que expresaban miedo», indica Philip Mitchell, de la Universidad de Nueva Gales del Sur y autor principal del estudio. «Sabemos que el trastorno bipolar es principalmente una enfermedad biológica con una influencia genética fuerte, pero existen desencadenantes que todavía no se han entendido», añade.
A través de imágenes por resonancia magnética funcional, los científicos observaron la actividad cerebral de 47 probandos entre los 18 y 30 años con al menos un familiar de primer grado que padecía dicha psicopatología; también de 49 sujetos de control (dentro del mismo rango de edad, pero sin una historia familiar de trastorno bipolar u otras enfermedades mentales graves). A todos ellos se les mostraron fotografías de rostros felices, temerosos o neutros (en calma). Los resultados revelaron que las personas con un riesgo genético de trastorno bipolar manifestaban una reducción de la actividad en una parte específica del cerebro que regula las respuestas emocionales: la circunvolución frontal inferior.
«Nuestros resultados muestran que el trastorno bipolar puede estar relacionado con una disfunción en la regulación emocional», indica Mitchell. Según prevén los autores, la identificación precoz de este trastorno mental podría mejorar la evolución de la enfermedad y permitiría implementar programas de intervención temprana. «Esperamos que la identificación temprana mejorará de manera relevante los resultados para las personas que van a desarrollar el trastorno, e incluso permita prevenir su aparición en algunos individuos», apunta Mitchell.
Más información en Biological Psychiatry
Fuente: Universidad de Nueva Gales del Sur / EurekaAlert!
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